La respiración es el primer acto de la vida y el último que dejamos ir. Es el acto más sencillo y, al mismo tiempo, el más extraordinario que realizamos. No pensamos en ello, no lo cuestionamos, simplemente ocurre. Sin embargo, en su simplicidad radica su poder: la respiración tiene la capacidad de transformarnos, de conectarnos y de liberarnos.
La respiración nos habla, nos guía. Cuando estamos ansiosos, se acelera; cuando encontramos calma, se suaviza. En su ritmo está el mapa de nuestras emociones, mostrándonos el camino hacia la introspección.
La respiración consciente es un conjunto de ejercicios donde se manipula el ritmo, patrón y profundidad de la respiración con el fin de tomar conciencia de ella y así obtener los mismos beneficios que con una práctica meditativa.
La respiración permite ir más allá del condicionamiento y la programación a los que la sociedad nos ha acostumbrado a lo largo de nuestras vidas. Sólo yendo profundamente más allá se pueden disolver estos viejos patrones. Esto llevará a liberar estos pensamientos y comportamientos.